Los tomamos casi a diario en bares y restaurantes, y los encontramos también, cada vez más, en los supermercados. Pero ¿sabes qué son los ovoproductos y para qué se usan? Los ovoproductos son productos derivados del huevo aptos para el consumo humano y se obtienen tras el procesado o transformación del huevo completo o de algunos de sus componentes por separado (clara o yema) con el objetivo de eliminar riesgos sanitarios relacionados con su manipulación, alargar su vida útil y facilitar así el manejo del huevo en la industria alimentaria, bares, restaurantes, etc. Suelen utilizarse en las cocinas profesionales y en la industria alimentaria, donde se trabaja con grandes volúmenes y se necesita de homogeneidad en los ingredientes. Pero su consumo doméstico está aumentando progresivamente, y es un mercado interesante para las empresas del sector.
¿Qué ventajas ofrecen los ovoproductos?
La principal ventaja es que se evita la manipulación de las cáscaras, lo que reduce el riesgo de contaminación durante el procesado y cocinado, garantizando un mayor control de la seguridad bacteriológica, sobre todo durante el verano. Además, los ovoproductos destacan por su gran versatilidad, ya que adaptan su composición y características a las necesidades de los consumidores y permite comprar únicamente el tipo de ovoproducto que se vaya a necesitar (clara, yema o huevo completo, en forma líquida, deshidratado en polvo, congelado, cocido…, por ejemplo).
Los ovoproductos proporcionan una mayor facilidad en la elaboración, dosificación, conservación y transporte, y ahorran tiempo en la preparación de los platos. Además, casi todas las recetas que llevan huevo pueden prepararse con ovoproductos, por lo que ofrecen múltiples ventajas.
La mayoría de los ovoproductos tienen una vida útil mayor que la de los huevos frescos, y algunos, como las preparaciones en polvo se conservan a temperatura ambiente durante meses.
Todos los ovoproductos garantizan que su tratamiento térmico elimina la posible contaminación con salmonela del huevo. Esto no quiere decir que no puedan contaminarse posteriormente durante el procesado y cocinado de los mismos. Por ello, se deben aplicar las mismas prácticas de higiene y manipulación en la cocina tanto cuando estamos utilizando huevo fresco como ovoproductos. No debemos bajar la guardia con la higiene y la limpieza de superficies, manos y utensilios, así como mantener las condiciones de cocinado y conservación en los rangos de tiempo y temperatura para prevenir el desarrollo de bacterias patógenas, y evitar la contaminación cruzada.
¿Qué tipo de ovoproductos podemos encontrar en el mercado?
La gama de ovoproductos disponible en el mercado es muy amplia. Los más habituales son los huevos enteros pasteurizados, clara o yema líquida pasteurizada, huevos enteros cocidos (con o sin cáscara), huevos, claras y yemas deshidratados (huevos sin cáscara, pasteurizados, a los que se le elimina el agua de su composición). Hoy ya no son únicamente ingredientes para la industria alimentaria, sino que están a disposición del consumidor final en tiendas y supermercados. La clara líquida pasterizada o los huevos cocidos son algunas de las presentaciones más habituales. Hay quienes los compran porque solo necesitan la clara, y quienes prefieren ahorrar tiempo de preparación y llevar un alimento listo para el consumo, como el huevo cocido.
Las condiciones de conservación y uso que están detalladas en los envases, y son distintas en cada caso, nos indican cómo utilizar los ovoproductos de forma segura. Normalmente, incluyen una fecha de caducidad, no de consumo preferente, por lo que no deben usarse después de esa fecha y/o si no se han conservado en las condiciones indicadas por el fabricante.
Además, hay normas de higiene básicas esenciales, como mantener la cadena de frío cuando se trate de ovoproductos refrigerados, y respetar la fecha límite de consumo tras la apertura del envase, ya que los ovoproductos líquidos tienen una corta vida útil tras su apertura. Debemos rechazar y no usar cualquier envase de ovoproductos que no esté en perfecto estado (que parezca hinchado o deteriorado), así como los ovoproductos con alteraciones de color, olor o textura.
Sin duda, la industria de los ovoproductos es todo un ejemplo de apuesta por la investigación, la innovación, la seguridad alimentaria y la calidad, que permite desarrollar productos adaptados a las nuevas tendencias y necesidades de consumo, así como a los nuevos procesos de la industria alimentaria, con los que poder seguir disfrutando de uno de los alimentos más completos y habituales de nuestra dieta, como es el huevo, en nuevas formas y presentaciones.