EL PAPEL DEL HUEVO EN LA AGENDA 2030

¿Sabes lo que es la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible?

Básicamente es un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Esta agenda plantea 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo.

En este post os vamos a mostrar el papel del huevo en la agenda 2030 y por qué es tan importante en el contexto de una dieta sana, sostenible y alineada con los ODS.

En primer lugar, tenemos que destacar que en los últimos 30 años se ha observado una clara tendencia al alza en el consumo de alimentos de origen animal, que se relaciona con el aumento de la población, la mejora de hábitos nutricionales y de acceso a los alimentos.

Estos alimentos pueden proporcionar valiosas fuentes de proteínas y minerales en poblaciones con escasos recursos, en los que su ausencia o déficit pueden tener graves consecuencias para la salud de estos grupos vulnerables, pero también se sabe que los cambios sociales y de comportamiento de las poblaciones más desarrolladas demuestran un consumo excesivo de estos alimentos de origen animal que puede tener consecuencias negativas para la salud y que se asocia con la aparición de numerosas enfermedades.

En este contexto, el Decenio de Acción de las Naciones Unidas sobre Nutrición 2016-2025 tiene como objetivo abordar las formas predominantes de malnutrición a nivel mundial, que incluyen incrementar el acceso a alimentos de origen animal a poblaciones vulnerables y frenar el aumento de sobrepeso y obesidad de la población para reducir la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles como enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes. Es por ello que el acceso equitativo a alimentos de alta calidad de origen animal debe ser imperativo en los sistemas alimentarios sostenibles y saludables de aquí en adelante.

Tradicionalmente, los alimentos de origen animal se han clasificado en: carne, huevos, leche y derivados. No obstante, entre los alimentos de origen animal más completos se encuentran los huevos, un alimento presente en todas las culturas del mundo, básico en la dieta por sus excelentes propiedades nutricionales, su gran versatilidad culinaria y su bajo precio en comparación con otros alimentos de origen animal. Además, el contenido energético por huevo se acerca a las 75 kilocalorías, por lo que su aporte calórico es relativamente bajo, y no favorece la obesidad. Destaca por su elevado contenido en nutrientes esenciales, y porque proporciona otros elementos de interés en la prevención de enfermedades crónicas y en el mantenimiento de la salud. Entre estos nutrientes esenciales, el huevo posee un alto contenido en proteínas, con la ventaja de que son fáciles de digerir y de alto valor biológico. La riqueza del huevo en aminoácidos esenciales, y el equilibrio en que dichos aminoácidos se encuentran en las ovoproteínas, hacen de estas la referencia para valorar la calidad de las proteínas procedentes de otros alimentos. La yema de huevo es rica en ácidos grasos esenciales. Aunque, si bien este alimento ha sido visto con recelo por su contenido en colesterol, estudios recientes han demostrado que el colesterol presente en el huevo no ejerce un efecto negativo en las concentraciones de colesterol plasmático y colesterol LDL.

Además, los huevos contienen cantidades apreciables de otros micronutrientes beneficiosos para la salud, como vitaminas y minerales. Son una fuente importante de vitaminas A, B12, D, E y folato, así como de minerales biodisponibles, especialmente selenio pero también hierro y zinc que con frecuencia se ingieren en cantidades insuficientes, y que contribuyen a cubrir gran parte del aporte diario de nutrientes recomendado para un adulto. De hecho, el déficit de vitamina B12 puede ser frecuente en poblaciones vulnerables con acceso limitado a alimentos de origen animal en cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de ingesta. El aporte de vitamina D es también especialmente valioso, ya que ésta es una vitamina que escasea en casi todas las dietas. Recientemente se ha demostrado el potencial efecto beneficioso del consumo de huevo en niños, que se ha relacionado con un aumento de las concentraciones de determinados nutrientes esenciales. También existen evidencias de la importancia del consumo de huevo en embarazadas para el desarrollo del sistema nervioso central del embrión y el feto y destaca también su contribución para lograr un envejecimiento saludable a nivel cognitivo, óseo y muscular.

Es importante resaltar además que, entre las proteínas de origen animal, las procedentes del huevo son las que poseen una menor huella hídrica y de carbono. Entre las especies animales, la producción de carne de vacuno es la que produce más emisiones de CO2. La producción avícola, tanto de carne de pollo como de huevos, genera muchas menos emisiones que la cría de vacuno, cerdos o rumiantes. Del mismo modo, al comparar el contenido proteico de diferentes opciones dietéticas de varios países, se ha concluido que es posible reducir la huella de carbono en un 50 % a través de una dieta “baja en CO2” que incluya solo aves pequeñas, huevos y yogures. El uso de agua dulce es otro de los retos a los que se enfrenta la producción de alimentos de origen animal. En este sentido, es evidente que la huella hídrica de la producción de huevo está muy por debajo de otras fuentes de productos de origen animal.

Entre los Principios Rectores de la FAO y la OMS para una alimentación sana y sostenible se establece que las dietas saludables sostenibles “pueden incluir cantidades moderadas de huevos, lácteos, aves de corral y pescado; y pequeñas cantidades de carne roja. Por lo tanto, la producción y consumo de huevos tiene un gran potencial para conseguir opciones alimentarias más sostenibles, más saludables y más equitativas basadas en la reducción del uso de agua dulce y de la emisión de gases. Todo ello, justifica la presencia de un alimento como el huevo en el contexto de una dieta sana y sostenible y alineada con los objetivos de la agenda 2030.