LA IMPORTANCIA DE LOS ANTIOXIDANTES DEL HUEVO PARA LA VISIÓN

Vivimos en una sociedad cada vez más longeva en la que lo más deseable es contar con una buena salud durante todos los años de nuestra vida. Pero, cuando hablamos de tener una buena salud, nos referimos también a proteger los ojos de los efectos indeseables de la oxidación y del paso del tiempo. Al fin y al cabo, son uno de los principales sentidos que nos hacen disfrutar de las maravillas de la vida.

Sin embargo, en la actualidad, existen 250 millones de personas en el mundo que sufren diferentes grados de pérdidas de visión.  Aunque las causas de estos problemas varían en cada persona, el estrés oxidativo, es un denominador común a muchas de estas enfermedades oculares, como las cataratas o la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), entre otras.

En concreto, en la DMAE, el exceso de radicales libres, entre otras causas, lleva a la degeneración progresiva de la zona central de la retina que afecta a los fotorreceptores retinianos, el epitelio pigmentario de la retina y la membrana de Bruch, así como alteraciones en los capilares de la coroides del ojo. Todo esto produce, en los casos más avanzados, a la pérdida de visión severa e irreversible.

Se ha comprobado que la ingesta de suplementos con compuestos antioxidantes y zinc (estudio AREDS), disminuye el riesgo de progresión de la DMAE a formas más avanzadas, y que seguir dietas con cantidades adecuadas de vitaminas C y E y carotenoides, como la luteína y la zeaxantina, presentes en los huevos, puede contribuir a reducir el riesgo de padecerla.

¿Cómo actúan?

La luteína y zeaxantina son pigmentos muy abundantes en la zona central de la retina, pero que el organismo no puede sintetizar, por lo que hay que tomarlos con los alimentos de la dieta. Los vegetales de hoja verde, frutas y verduras de color amarillo, rojizo y naranja y la yema de huevo son las principales fuentes de los mismos. Es cierto que, aunque la concentración de luteína y zeaxantina es mayor en los alimentos de origen vegetal que en el huevo, su biodisponibilidad es más baja en éstos debido a que la yema de huevo contiene otros componentes, como colesterol, triglicéridos y fosfolípidos, que mejoran la absorción de los citados carotenoides, lo que la convierte en una fuente destacable de los mismos.

En los trabajos publicados se ha relacionado un consumo de huevo a corto plazo con un incremento de las concentraciones séricas de luteína y zeaxantina, un consumo a largo plazo con un aumento en la densidad del pigmento macular, y un consumo a muy largo plazo con una reducción del riesgo de desarrollar DMAE avanzada.

Por todo lo anterior, para cuidar nuestra visión de los efectos del paso del tiempo y de la oxidación, sería recomendable incorporar el consumo de huevo de forma habitual en la dieta, con el fin además de minimizar la progresión de la DMAE. Cabe destacar que es un alimento muy completo por su alto valor nutricional, con numerosos beneficios para la salud.

Un huevo contiene 13 nutrientes esenciales, incluida la colina, que ayuda al desarrollo del cerebro fetal, vitamina B12 y hierro, importantes para el crecimiento infantil y la función cerebral en general.

Información de la Dra. Elena Rodríguez Rodríguez, Miembro del Consejo Asesor del Instituto de Estudios del Huevo y Profesora del Departamento de Química en Ciencias Farmacéuticas y miembro del Grupo de Investigación VALORNUT-UCM, de la Facultad de Farmacia de la UCM.