Con la llegada del buen tiempo y las altas temperaturas debemos tener especial precaución en la manipulación y conservación de cualquier tipo de alimento. Esto es debido a que las bacterias patógenas que pueden estar presentes en los alimentos se reproducen de forma más rápida a temperaturas cercanas a los 30 o 35ºC. La correcta manipulación de los alimentos nos ayudará a evitar la salmonelosis y las toxiinfecciones alimentarias en general.
El huevo es uno de uno de los alimentos más nutritivos y saludables de nuestra dieta, que no solo aporta numerosas ventajas para la salud, sino que además es versátil y asequible para todos los bolsillos.
A los españoles nos encantan los huevos: muchos de nuestros platos favoritos son a base de huevo. Por eso, no queremos prescindir de ellos en ninguna época del año y mucho menos en verano, cuando nos apetecen multitud de recetas ricas, frescas y sanas con huevo.
Pero también las bacterias encuentran su caldo de cultivo ideal en los alimentos más nutritivos (como carnes, huevos o pescados), especialmente si les damos ocasión para hacerlo. Así que vamos a recordar las precauciones necesarias para que nuestros platos con huevo sean seguros y podamos disfrutar al máximo de ellos.
Manejo del huevo previo al consumo: compra y conservación.
La seguridad alimentaria empieza en el momento de la compra, ocasión para comprobar que los huevos llevan en su etiquetado la información obligatoria y que están marcados con el código del productor en la cáscara, así como que están limpios y sin fisuras.
Además, hay que procurar trasladarlos desde el supermercado hasta casa sin exponerlos a temperaturas elevadas o al sol, y sin golpearlos.
Pero, una vez en casa, ¿dónde debemos conservar los huevos?
Los huevos se deben guardar en el frigorífico a una temperatura en torno a los 5ºC, y sacar cada vez solo los que vayamos a cocinar. Así evitamos cambios de temperatura de frío a calor que provocan condensación de humedad en la cáscara y que favorecen la contaminación posterior del huevo.
Dentro del frigorífico deben permanecer protegidos dentro de su propio envase, para mantener mejor su temperatura y evitar el contacto con otros alimentos y la entrada de microorganismos. Además, el dato de la fecha de consumo preferente está impreso obligatoriamente en el envase del huevo, y es opcional en la cáscara. Es importante tenerlo en cuenta y conservarlo hasta consumir el último huevo del envase.
Aunque las neveras tienen habitualmente un espacio en la puerta para colocar los huevos, es aconsejable, dejarlos en la zona central del frigorífico, donde sufren menos cambios de temperatura y menos movimientos bruscos.
¿Debemos lavar los huevos antes de guardarlos?
No debemos lavar los huevos para guardarlos en el frigorífico. La razón es que, el lavado elimina la película protectora que recubre la cáscara y esto puede facilitar la entrada de microorganismos desde el exterior. Podemos lavar los huevos justo antes de usarlos.
Manipulación y manejo del huevo en la cocina:
El huevo fresco es un medio en el que los microorganismos encuentran muchos nutrientes para reproducirse fácilmente.
El riesgo que presenta para los consumidores la presencia de microorganismos patógenos en los alimentos depende del tiempo transcurrido desde que se produjo la contaminación y de la temperatura.
La salmonela puede multiplicarse a una velocidad muy elevada en cualquier alimento fresco. Por esta razón, si los platos elaborados no se refrigeran rápidamente, la contaminación se multiplica y, con ello, el riesgo para la salud del consumidor.
La salmonela es una bacteria que no resiste las altas temperaturas. Un proceso de cocinado adecuado, alcanzando la temperatura de 70°-75°C aproximadamente en el centro del alimento, garantiza su eliminación.
Pero también tenemos que tener en cuenta que los alimentos cocinados pueden volver a contaminarse si entran en contacto con alimentos crudos (contaminación cruzada), bien directamente o porque se transmitan los microorganismos mediante recipientes, utensilios o nuestras manos, si no están bien limpias, en el proceso de manipulación.
Por ello, es importante lavarnos bien las manos antes de manipular comida y después de ir al baño.
También debemos tener en cuenta no dejar a temperatura ambiente en verano la comida cocinada, especialmente si lleva huevo y otros ingredientes susceptibles de contaminarse (carne, pescado, marisco, lácteos frescos), y consumirla lo antes posible. Debemos guardar en el frigorífico protegidos en envases cerrados los alimentos listos para su consumo.
Hay que tener en cuenta que uno de los alimentos habitualmente relacionados con la Salmonella, y más en verano, es la mayonesa elaborada con huevo fresco.
No te pierdas el próximo post porque te contaremos los trucos para preparar y conservar una mayonesa casera de forma segura.