¿SABES QUE LA PRODUCCIÓN DE HUEVOS ES UNA GANADERÍA MUY SOSTENIBLE?

Esto se debe, entre otras cosas, a que la avicultura es una ganadería muy eficiente para convertir los alimentos que consumen las aves en alimentos para el consumo humano, lo cual reduce la necesidad de tierra, fertilizantes, agua y energía.

El resultado es que el huevo no solo es uno de los alimentos de origen animal con mayor concentración de nutrientes, sino también un alimento con bajo  impacto ambiental en su producción.

¡Tenemos la gran suerte de poder contar con un alimento muy sostenible, además de saludable, versátil, apto para todos los bolsillos, y riquísimo!

Pero, ¿por qué la producción de huevos es tan sostenible?

En primer lugar, porque el consumo de recursos naturales es proporcionalmente reducido. Actualmente las gallinas tienen una elevada productividad pudiendo superar los 450 huevos, unos 29 kilos, en 100 semanas de vida. Para ello, necesitan consumir aproximadamente 2 kilos de alimento por kilo de producto, consumo que es menor que la mayoría de las especies animales.

Además, continuamente se desarrollan mejoras en nutrición, e inversiones en energías renovables y en tecnologías para disminuir el consumo eléctrico o en nuevas técnicas de gestión del estiércol. Todo ello ha permitido mejorar la sostenibilidad, reduciendo el consumo de recursos naturales, disminuyendo la cantidad de residuos y las emisiones de gases al medio ambiente.

Pero, ¿cuáles son las mejores técnicas disponibles para reducir las emisiones en la producción de huevos?

La Directiva (UE) 2016/2284 establece los techos de emisiones de distintos contaminantes atmosféricos, indica los compromisos de los Estados Miembros de reducir durante un periodo las emisiones (de amoniaco, entre otros) y las medidas para disminuir las emisiones hasta los niveles establecidos.

Para cumplir sus compromisos internacionales, el Consejo Europeo acordó un objetivo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el conjunto de la economía, respecto al año 1990 y con horizonte temporal el 2030. Para reducir las emisiones de GEI generados por la ganadería se usan las técnicas reconocidas por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) en sus directrices para elaborar los inventarios de emisiones.

La regulación del Modelo Europeo de Producción indica que los productores de huevos deben estimar sus emisiones y aplicar las Mejores Técnicas Disponibles (MTD) para evitar o, si no es posible, reducir las emisiones y su impacto en el medio ambiente, comunicando la implantación de esas técnicas a las autoridades competentes.

Prevenir la producción de emisiones es más eficaz que actuar después. Además de las condiciones de ubicación y de gestión de la granja, en el caso de las ponedoras, el manejo de la nutrición de las aves es el principal factor para reducir el impacto ambiental.

Para ello, se emplean piensos adaptados a las necesidades nutricionales de las gallinas, y se ajusta la composición al nivel de producción. También se reducen los porcentajes de proteína bruta y se incluyen aminoácidos esenciales para evitar que se excreten aminoácidos no aprovechados en forma de compuestos nitrogenados en las heces. En la ración se incluye fósforo digestible y aditivos autorizados que mejoran la digestibilidad de los nutrientes y reducen el impacto ambiental de las deyecciones (en el caso de las gallinas se denominan gallinaza). Una vez producidas, solo su correcta gestión permite mantener las emisiones en niveles mínimos.

La gallinaza es el principal subproducto que se genera en las granjas de ponedoras. Su elevado contenido en nutrientes hace que sea un excelente fertilizante para los cultivos. Otros destinos pueden ser tratamientos como el compostaje, la combustión directa y la digestión anaerobia para obtener energía.

El manejo adecuado, aplicando las Mejores Técnicas Disponibles, es fundamental para disminuir las emisiones asociadas con la producción de estiércol antes de su aprovechamiento. Algunas de las que se emplean en las granjas son el presecado, la retirada frecuente de las deyecciones o sistemas de depuración de aire.

En los últimos años se ha avanzado mucho en las medidas para la reducción de las emisiones en origen, y se han desarrollado sistemas innovadores para la recogida de los gases contaminantes que se producen en las granjas.

Por todo ello, el huevo no sólo se considera uno de los alimentos de origen animal con mayor concentración de nutrientes, sino también con menor impacto ambiental en su producción. Es decir, es un alimento muy sostenible, además de saludable.