El envejecimiento es un proceso normal que afecta a todos los seres vivos. Con el paso del tiempo, se producen una serie de cambios estructurales y fisiológicos que se traducen en una pérdida progresiva de funcionalidad y una mayor vulnerabilidad.
En esta etapa, una alimentación adecuada es imprescindible para mantener un buen estado de salud y un estilo de vida activo y saludable. Y es que seguir una buena dieta se asocia con vivir más años y disfrutar de una mejor calidad de vida.
Riesgos nutricionales en los adultos mayores
Sin embargo, durante el proceso de envejecimiento se producen cambios fisiológicos que pueden influir en el estado nutricional. El sentido del gusto y del olfato se deterioran, lo que puede conllevar tener menor apetito. También se pueden producir problemas bucodentales y una menor salivación, lo que aumenta la dificultad para masticar y tragar. Además, las digestiones se alargan y puede haber una menor absorción de nutrientes.
En este contexto, por su elevado valor nutricional, la biodisponibilidad de sus componentes y su versatilidad culinaria, el huevo tiene un especial interés en la dieta de las personas mayores.
El huevo aporta una cantidad muy elevada de casi todos los nutrientes, más del 15% de las recomendaciones de ingesta de proteínas, vitamina B2, niacina, ácido pantoténico, vitaminas A y E, fósforo, hierro, zinc y selenio. Es especialmente destacable el aporte de biotina, vitamina B12 y colina. Con el consumo de dos huevos de tamaño medio se cubren más del 40% de las ingestas recomendadas diarias de estos nutrientes, que son de alta biodisponibilidad, lo que significa que nuestro organismo los aprovecha de forma óptima.
¿Cuáles son las necesidades nutricionales de las personas de edad avanzada?
Aunque las necesidades de energía disminuyen con los años, para otros nutrientes se mantienen e incluso aumentan. Por ejemplo, hay que tomar la misma cantidad de proteínas, y de la mayoría de vitaminas (B1, folatos, ácido pantoténico, biotina, K) y minerales (fósforo, hierro, zinc, yodo, y selenio). Pero, a partir de los 70 años, la dieta debe incorporar una mayor cantidad de vitaminas C y B2 (en mujeres), magnesio (en varones) y vitaminas B6, B12, D, E, colina y calcio (en ambos sexos).
Se considera que las personas mayores son un colectivo vulnerable desde el punto de vista nutricional, ya que deben seleccionar mejor los alimentos de su dieta para, con una menor cantidad de energía, incluir la misma o mayor cantidad de nutrientes que cuando eran más jóvenes.
Entre los componentes del huevo de especial interés para el adulto mayor están las proteínas de elevada calidad nutricional, que aportan todos los aminoácidos esenciales en cantidades equilibradas. Dos huevos de tamaño medio proporcionan proteína de elevada calidad y cubren casi la tercera parte de las ingestas recomendadas de los adultos de edad avanzada. Por ello es importante la presencia del huevo en el contexto de una dieta equilibrada.
También destacan los ácidos grasos Omega-3 por su importancia en la prevención de patologías frecuentes en la edad avanzada. Los estudios científicos han demostrado que una ingesta elevada de EPA y DHA contribuye a disminuir las cifras de presión arterial y los triglicéridos en sangre, dos importantes factores de riesgo cardiovascular.
Igualmente, el huevo es el único alimento de origen animal que aporta una cantidad elevada de luteína y zeaxantina, pigmentos presentes en la yema de huevo con poder antioxidante. La ingesta de estos componentes se ha relacionado con un menor riesgo de padecer cataratas y degeneración macular asociada a la edad, problemas frecuentes en personas ancianas y que limitan su calidad de vida.
Por otro lado, hay que vigilar la posible falta de vitamina D en esta etapa. La vitamina D es necesaria para mantener una adecuada función muscular y rendimiento físico. La deficiencia de vitamina D, junto con una dieta pobre en calcio, es uno de los factores desencadenantes de osteoporosis, problema que afecta especialmente a las mujeres. El riesgo es mayor en las personas con exceso de peso, que presentan frecuentemente una mayor deficiencia a nivel sanguíneo de esta vitamina.
Podemos concluir que el huevo es un alimento de alta densidad nutricional, ya que aporta pocas calorías y una gran cantidad de nutrientes esenciales. Además de su interés nutricional, la facilidad para prepararlo, masticarlo y digerirlo y su incorporación en muy distintos platos y formatos apetecibles lo hace muy conveniente y de especial interés en la alimentación de las personas mayores, que necesitan una dieta adecuada para mantener su calidad de vida.