CURIOSIDADES DEL HUEVO QUE SEGURO NO CONOCÍAS II

Continuamos con el post anterior para seguir contándote curiosidades de este gran alimento.

Hoy hablaremos de la energía que proporciona el huevo (que no tiene que ver precisamente con sus pocas calorías), de cómo puede consumirse mejor, y de su aporte de Vitamina D.

¿Quién necesita suplementos energéticos?

El huevo es un gran aliado para mantener la energía durante todo el día y, sobre todo, para las personas físicamente activas.

La proteína del huevo es fundamental para la formación, renovación y mantenimiento de los tejidos del organismo. Además, es muy fácil de digerir y la que mejor aprovechamos, porque aporta todos los aminoácidos esenciales y en una proporción óptima para cubrir nuestras necesidades. Por ello, su valor nutricional es superior al de la proteína de los demás alimentos.

Y el huevo también aporta vitaminas y minerales involucrados en el metabolismo energético y proteico, en la defensa ante el estrés oxidativo y la inflamación y en el metabolismo celular.

Entre los minerales presentes en el huevo en cantidad relevante destacan el fósforo, el zinc, el selenio y el hierro. Y entre las vitaminas, las A, D, E, B12, riboflavina, niacina, folatos y ácido pantoténico. Las vitaminas y minerales  ayudan al funcionamiento normal de nuestro cuerpo, incluyendo la recuperación del tejido muscular, el transporte de oxígeno,  y la disminución del cansancio y la fatiga.

Mejor, cocinado

Una de las afirmaciones más habituales que se hacen, sobre todo en el ámbito deportivo, es que es mejor consumir solamente la clara del huevo, ya que no aporta grasas y es una excelente fuente de proteínas.

Pero eso no es cierto, ya que la yema es la parte más nutritiva del huevo. Precisamente, las vitaminas liposolubles (A, D, E y K), la colina, el ácido fólico y la vitamina B12 se encuentran exclusivamente en la yema, donde se concentra igualmente la mayor parte de la biotina, el ácido pantoténico y las vitaminas B1 y B6.

Además, la yema contiene una buena parte de las proteínas y de otros nutrientes, como los minerales hierro, fósforo, selenio y zinc, los pigmentos antioxidantes, la colina y los ácidos grasos esenciales.

Otro de los hábitos frecuentes entre deportistas  es consumir la clara cruda, en la creencia de que la proteína se aprovecha mejor así por nuestro organismo, o que el huevo pierde valor nutricional al cocinarlo. Nada más lejos de la realidad, ya que, aunque las proteínas de la yema de huevo sí se aprovechan aunque se consuman sin cocinar, las de la clara solo se digieren parcialmente por nuestro organismo, mientras que al cocinarlas, se favorece la digestión y podemos aprovechar todos sus componentes.

Otra razón para cocinar el huevo es que la Biotina no puede aprovecharse completamente por nuestro sistema digestivo en la clara cruda, ya que tiene un enlace químico muy fuerte con la proteína del huevo, que no es atacado por los jugos gástricos durante la digestión. Es necesario cocinarla para que ambas queden liberadas y tanto la proteína como la Biotina puedan ser metabolizadas correctamente.

El sol no es suficiente para garantizar unos niveles correctos de Vitamina D 

El huevo también es una fuente muy importante de Vitamina D. En concreto, la yema aporta colecalciferol (vitamina D3), y una cantidad elevada de su metabolito, la 25-hidroxivitamina D3. El huevo es el principal alimento fuente de esta vitamina en nuestra dieta, y es importante tenerlo en cuenta, porque de otras fuentes, como el pescado, por ejemplo, se consume normalmente bastante menos cantidad. Entre las funciones de la vitamina D están el mantenimiento de los huesos y dientes y el funcionamiento normal de los músculos, aparte de ayudar al funcionamiento del sistema inmunitario. Además de la vitamina D, el huevo cuenta con otros nutrientes que también pueden jugar un papel importante en la respuesta del sistema inmune, como por ejemplo la vitamina A, los folatos, la vitamina B12, el hierro y el zinc.